La balada de los cementerios


Tengo tumbas en abundancia,
sepulturas a discreción.
Todo cementerio de cierta importancia
cuenta con un rincón de mi propiedad.
Desde el estrecho nicho hasta el mausoleo,
siempre con alguien residiendo en él,
poseo agujeros por todas partes,
y sin embargo no estoy contento.

Porque no tengo ninguno, y me parece excesivo,
deprimente y denigrante,
en el cementerio de Terrassa, (1)
donde vivo desde niño.


Los tengo en Reus, Valls y Gelida,
en Montjuïc, Les Corts y Sants,
y –os aseguro que no es falso--
en un cementerio de elefantes.
Campo o ciudad, no importa: los tengo:
allí donde se pueda cavar un hoyo.
Hago como castillos tumbas en el aire
y los vecinos se mueren de envidia.

Pero no tengo ni rastro,
ni un trocito insignificante,
en el cementerio de Terrassa,
donde vivo desde niño.


El 1 de noviembre es el delirio:
me muevo infatigablemente
de cementerio en cementerio,
entre cruces de mármol y monumentos.
Ahora me han visto llevar una corona
a Collserola, y puede ser
que algo más tarde en Tarragona,
alguien me aperciba bajo un ciprés.

Pero sólo un hijo de puta
puede decir: “Lo he visto paseando
por el cementerio de Terrassa,
donde vive desde niño.


En el palacio de mi tía,
la marquesa de Carabás,
mis parientes están en agonía:
“¡Cuándo demonios te morirás!”
Uno quiere su oro, otro sus muebles,
aquel sus joyas y su Dalí,
el otro sus terrenos, el otro sus inmuebles,
y aquel de allá vete a saber….

Yo no quiero nada, sólo que pase
la Eternidad descansando
en el cementerio de Terrassa,
donde vivo desde niño.


Cantaba así, avivando la llama
de un soldado por él conocido,
un joven triste, de buena fama,
bien vestido y nada peludo.
Pero Dios estaba hasta las narices
de tantas historias, y le envía
a la de la guadaña, para guiar sus pasos
a Sancho de Ávila (2) inmediatamente.

Pero el destino trae sorpresas:
el sepulturero iba borracho
¡Y llevó su cuerpo a Les Franqueses,
donde aquel burro
nunca había puesto los pies!



(1) Brassens se refiere al cementerio de Montparnasse y a otros cementerios parisinos. Me he permitido la libertad de hablar de camposantos más cercanos.
(2) En la calle Sancho de Ávila se encuentran los servicios funerarios de Barcelona.

(1961)

Versión de Georges Brassens
Versión de Miquel Pujadó
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La traducción de esta canción ha sido realizada a partir de la adaptación al catalán de Miquel Pujadó, no del original en francés.

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