El sepulturero
no deseo la muerte de la gente...
Pero si nadie muriera,
¡de dónde sacaría mi sustento?
Soy un pobre sepulturero.
Los vivos creen que no me importa
ganarme el pan con el sudor de los difuntos,
pero la muerte me hace sufrir
y los entierro a regañadientes.
Soy un pobre sepulturero.
Y, si me pongo algo sentimental,
los compañeros no me hacen ni caso,
y se burlan diciendo:
“Qué cara de entierro pone!”
Soy un pobre sepulturero.
Ya me puedo ir diciendo que nada es eterno,
yo esto no lo encuentro nada natural...
Y nunca conseguiré
tornarme la muerte tal como viene.
Soy un pobre sepulturero.
Pero ya te dejo en paz, buen difunto, adiós...
Si desde allá abajo puedes ver a Dios,
explícale cómo me ha costado
dejarte en el agujero...
Soy un pobre sepulturero.
Soy un pobre sepulturero.
(1952)
La traducción de esta canción ha sido realizada a partir de la adaptación al catalán de Miquel Pujadó, no del original en francés.
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