Electro-sinfonismo ecuatoriano
Latorre y el renacer electrónico de la música tradicional ecuatoriana
Envuelta en un estilo electro pop orquestal, la cantante ecuatoriana Latorre recoge los timbres vocales de los grandes de la música del país andino, en una innovadora propuesta musical, marcada por su reconciliación con la estética católica arraigada en la nación.
Envuelta en un estilo electro pop orquestal, la cantante ecuatoriana Latorre recoge los timbres vocales de los grandes de la música del país andino, en una innovadora propuesta musical, marcada por su reconciliación con la estética católica arraigada en la nación.
La cantante ecuatoriana Latorre habla en una entrevista con Efe el 24 de enero de 2020 en Quito (Ecuador).
© EFE|José Jácome
EFE | Susana Madera - De 29 años, la cantante ecuatoriana basa su trabajo en la utilización de géneros tradicionales que mezcla con otras influencias para una propuesta que la ha hecho acreedora de un premio de composición dentro del programa internacional "Ibermúsicas", de cooperación entre estados iberoamericanos.
Inmersa en el estudio de la música desde los 14 años y única apasionada por ese arte en una familia llena de ingenieros, Latorre ha buscado sonoridad propia en referentes musicales locales como Carlota Jaramillo, del dúo Benítez y Valencia, y en el popular Julio Jaramillo.
Pero sus canciones son también el producto de los paisajes sobrios, majestuosos y sobrecogedores de los páramos.
"Creo que la música siempre refleja sonoramente el paisaje", dijo a Efe al explicar que esa influencia se siente en melodías que suben y bajan, así como las montañas en los paisajes de su Ecuador andino.
Licenciada en performance, Latorre considera que sus canciones tienen un "tono lastimero y melancólico", influenciada por la música tradicional.
Plasma una estética católica en videos que protagoniza, y en uno de ellos —intencionadamente o no— da la impresión de representar a una virgen, mientras que en otro parece una figura de porcelana.
"Mi generación, en realidad, creció un poco rechazando" el peso de la estética católica, dijo antes de confesar que llegó a un punto en su vida en el que quiso "reconciliarse" con ello y usarlo para lograr una obra con la cual sentirse "cómoda".
Hija de una sociedad "súper conservadora", Latorre cuestiona las restricciones que de pequeña le impusieron en nombre de la religión, lo que la motivó a intentar alejarse del tema en sus producciones musicales iniciales, pero, finalmente, todo terminó en una "reconciliación".
Y por eso, usa muchos simbolismos y elementos que remiten a esa estética en sus representaciones e incluso luce, en su día a día, un gran anillo en forma de cruz en su mano izquierda.
Anclada ya en la música tradicional ecuatoriana, Latorre dejó entrar en sus melodías las influencias externas.
"La idea es que mi música refleje lo que yo soy, y eso no podría estar despegado de todas las influencias que también tengo del mundo, porque mi generación es una que crece con el internet", indicó al explicar que en su música hay mucha sonoridad electrónica, clásica, orquestal y pop.
Como solista, Latorre ofrece ritmos pausados, serenos, románticos, de tinte intimista, pero en el proyecto "El viejo hombre de los Andes" (Evha) —que comparte con sus compatriotas Mateo Kingman y Alejandro Mendoza— explora más movimientos y bailes fuertes.
Autora de las letras de sus canciones, Latorre se inspira en la música de Ecuador, aquella en la que se habla del amor divino, etéreo, y ahora mismo prepara otras en torno a la temática de las relaciones personales y familiares.
"La naturaleza en este momento está sufriendo muchos cambios que son provocados por nosotros", indicó al rechazar lo que considera una postura "muy egoísta" como seres humanos de "reinar por sobre los demás".
Y por ello, aprovecha el proyecto Evha para abordar temas fuertes como la explotación minera y la petrolera, pero confiesa que, en calidad de solista, el asunto de la naturaleza va más dirigido a "adornar" las letras de las canciones.
"Mi vida es cual hoja seca, que va rodando en el mundo", reza una parte de una de sus interpretaciones electro-sinfónicas, que ha presentado ya en México, y que se prepara para llevar a España en junio próximo.
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