Nuevo cancionero y discografía
Chico Buarque, la esplendorosa humildad
Chico Buarque
Josep Maria Bardagí me llamó por la mañana: "germanet vine cap aquí" (hermanito ven aquí). Vivíamos cerca, a cinco minutos en moto. Me abrió con el gorro tunecino de "estar por casa". Acababa de recibir el último disco de Chico. Tenía los ojos enrojecidos. Estaba escuchando Valsa brasileira. Cuando llegó a
E pela porta de trás
Da casa vazia
Eu ingressaria
E te veria
Confusa por me ver
Chegando assim
Mil dias antes de te conhecer
(Y por la puerta de atrás
De la casa vacía,
Yo entraría
Y te vería,
Confundida por verme,
Llegando así
Mil días antes de conocerte)
Yo ya tenía los ojos como mi hermano. Las imágenes clarísimas, de comprensión racional imposible, como el sueño más real consiguiendo el sentimiento exacto, inexplicable, preciso, privado y universal nacido de la humildad y la dignidad humana.
Paseando por Barcelona con Caetano Veloso y Pi de la Serra, el genial baiano nos expresó que admiraba a Jorge Ben, entre otras cosas, por no haber escrito nunca una canción triste. Yo admiro profundamente a Chico porque siempre ha escrito desde la humildad y con una fidelidad absoluta a su gente
E eu que não creio
Peço a Deus por minha gente
É gente humilde
Que vontade de chorar
(Yo que no creo,
Rezo a Dios por mi gente,
Es gente humilde
Que tiene ganas de llorar.)
Sea en la figura amorosa
Como, se na desordem do armário embutido
Meu paletó enlaça o teu vestido
E o meu sapato inda pisa no teu
(Cómo, si en el desorden del mueble extendido,
Mi pantalón enlaza tu vestido
Y mi zapato al tuyo pisa aún)
en la revolución
Apesar de você
Amanhã há de ser outro dia
Você vai ter que ver
A manhã renascer
E esbanjar poesia
(A pesar de usted
Mañana ha de ser otro día
Tendrá que ver
El día renacer
Y derramar poesía)
lo social y lo cotidiano
Amou daquela vez como se fosse a última
Beijou sua mulher como se fosse a última
E cada filho seu como se fosse o único
E atravessou a rua com seu passo tímido
Subiu a construção como se fosse máquina
(Amó aquella vez como si fuera la última,
Besó a su mujer como si fuera la última,
Y a cada hijo suyo como si fuera el único,
Y atravesó la calle con su paso tímido
Subió a la construcción como si fuera máquina)
la emoción envolvente de Chico nace del sentimiento del humilde, del perdedor (¿dónde está la poética del ganador siempre oculta tras la espesa neblina de la gloria?), del hombre que solo puede ofrecerse a si mismo. Y eso es lo que percibo al escuchar a Buarque: un hombre que se ofrece a si mismo.
Tem um japonês trás de mim...
A última ficha caiu...
Bye Bye Brasil
(Hay un japonés detrás mío
La última ficha cayó
Bye Bye, Brasil)
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