Novedad discográfica
«Vecina» despliega su música en las veredas del barrio
Vecina, el dúo femenino fundado por Marianela Cuzzani y Laura Ledesma, inspirado en distintas corrientes de folclore latinoamericano, se presenta desde hace dos años en las veredas de su barrio de Colegiales (Buenos Aires, Argentina), en una suerte de fogón urbano abierto a quienes quieran sentarse a escuchar.
Vecina, el dúo femenino fundado por Marianela Cuzzani y Laura Ledesma, inspirado en distintas corrientes de folclore latinoamericano, se presenta desde hace dos años en las veredas de su barrio de Colegiales (Buenos Aires, Argentina), en una suerte de fogón urbano abierto a quienes quieran sentarse a escuchar.
Marianela Cuzzani y Laura Ledesma son «Vecina».
Portada del disco «Foto de un buen día» de Vecina.
Télam - A poco de editar Foto de un buen día, su flamante primer disco, Vecina hizo de sus llamativos conciertos callejeros verdaderas declaraciones de principios: con propósitos de difusión, pero sin fines de lucro, los shows son gratuitos, a volúmenes moderados y sin impedir la circulación de autos.
“Al principio no se entendía: canciones a dos voces era insólito en medio de la vereda, pero con la ayuda de un primer público que nos conocía y el boca en boca, se fueron sumando adeptos con la lona y el mate en un plan de domingo tranquilo”, explicó a Télam Marianela Cuzzani.
Inspiradas en el Son Jarocho (expresión musical propia de los estados mexicanos de Oaxaca, Tabasco y Veracruz), cuya práctica por excelencia combina la danza zapateada y la poesía cantada con la calle como escenario de lujo, Vecina intenta recuperar algo del misticismo que rodea ese espíritu nómade de escenarios populares.
“Se trata una música de formación colectiva que se realiza cada noche en una puerta distinta. Allí todos tiran versos, se responden entre sí y el dueño de la puerta de turno, es el anfitrión esa noche”, comentó Cuzzani sobre una tradición que el dúo intenta importar, aunque modificada, hacia estas latitudes.
Es que, a mediados de 2011, cuando la dupla tenía un abundante repertorio, empezó a salir a la calle domingo por medio, juntando al principio unos pocos amigos y vecinos para escuchar sus canciones de aire folclórico, hechas de lo sencillo y cotidiano.
“Nuestra principal característica tiene que ver con el formato de dúo femenino, con la cotidianeidad de las letras y con un mensaje positivo pero no eufórico de que no está todo bien pero va a ir mejorando. Es una banda para escuchar sentado”, avisó la cantante.
Boca a boca o vía web —que a veces es más o menos lo mismo—, la convocatoria se fue ampliando y la cita en la calle creció hasta convertirse en una suerte de clásico.
¿Tocar en la vereda en forma periódica es consecuencia de no encontrar un circuito formal donde presentarse?
Hay una crisis real en los lugares privados, no están funcionando bien ni para los lugares ni para los artistas. Hay algo del tercer mundo que hace que las normativas no den: son descarnadas y el artista pierde mucho de su energía ahí en volverse un abogado, manager o político por horas para poder tocar.
¿Qué significa en el contexto actual recuperar la calle?
Hay un concepto que nosotras le copamos a Juan Carr en una invitación que nos hizo y que tiene que ver con considerar la vereda como una propuesta y no como una protesta.
¿Se trata de modificar las costumbres?
Sí, quizás sí. Igual la cultura es algo más primario, tiene que ver con el uso y perder el miedo. La forma la estamos inventando y no tenemos una manera cerrada ni un reglamento a mano porque hay algo de los usos y costumbres de la ciudad que no tienen que ver con la ley. Y no invadir al otro es importante porque somos muchos desconocidos apilados, entonces para vivir bien en la ciudad es clave saber negociar.
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