Qué pena
que esta noche no haya Luna llena
para que me coman toda entera los lobos que vienen detrás
y alivien mi soledad.
Qué pena,
que no pase nunca lo que esperas
que la sangre corra por mis venas y no se desborde jamás,
se rinde antes de pelear
(qué pena, qué pena).
Qué pena, el deseo me quema
qué pena, y el cerebro me frena
qué pena, que esta noche amanezca
y que yo no te pueda encontrar.
Qué pena, si la piel me condena
qué pena, lo demás me encadena
qué pena, cuantos labios esperan
que otras bocas les quieran besar.
Qué pena,
que nunca nos soltemos de la rienda
que no se despierte aquella fiera que duerme en el fondo de ti
y no se atreve a saltar.
por eso digo yo qué pena
no perder a veces la cabeza
no ponerse el mundo por montera y dejar de pensar y al final,
jugar solo por jugar.
(2001)
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