Pobre Martín
(Adaptación: Pierre Pascal)
Con una azadilla al hombro,
en la boca un dulce cantar
y mucho valor en el alma
se iba al campo a desuñar.
Pobre Martín, pobre miseria,
cava la tierra sin descansar.
Sin poner buena o mala cara,
sin tener celos ni rencor,
labraba los campos ajenos
cavando siempre con ardor.
Pa ganar el pan de su vida
desde el alba al anochece,
seguía cavando la tierra
en todo tiempo y por doquier.
Y cuando le avisó la muerte
que por fin llegaba al final,
abriéndose la propia tumba
ganó su último jornal.
Abriéndose la propia tumba
ganó su último jornal
y se tumbó sin decir nada,
él no quería molestar.
Pobre Martín, pobre miseria,
duerme en la tierra, duérmete en paz.
[Versión y adaptación de Ángel Parra]
Lleva el azadón al hombro
y en la boca un dulce cantar
y mucho valor en el alma,
va de mañana a trabajar.
Pobre Martín, pobre miseria,
ara la tierra sin descansar.
Para ganar el pan de su vida,
desde el alba al anochecer
abriendo surcos a la tierra
todas las horas y por doquier.
Sin poner buena o mala cara,
sin tener celos ni rencor,
labrando los campos ajenos,
arando siempre con ardor.
Cuando le avisó la muerte
que por fin llegó al final,
abrió solo su propia tumba,
ganó su último jornal.
Abrió solo su propia tumba,
ganó su último jornal
y se tumbó sin decir nada:
él nunca quiso molestar.
[Traducción a partir de la adaptación al catalán de Miquel Pujadó]
Con una azada al hombro
y un dulce canto en los labios,
y un dulce canto en los labios.
Con el ánimo lleno de coraje,
Iba a los campos a trabajar.
Pobre Martín, pobre miseria,
cavas la tierra, cavas el tiempo.
Para ganar el pan de cada día,
desde el alba hasta la noche,
desde el alba hasta la noche,
se peleaba con los terrones de tierra
del tiempo y del Infinito.
Sin reflejar en su rostro
ni la envidia ni la maldad,
ni la envidia ni la maldad,
labraba los campos ajenos,
siempre cavando, siempre deslomado.
Y cuando la Muerte le hizo una señal
para dejar labrado el último campo,
para dejar labrado el último campo,
se cavó él mismo su tumba
rápidamente y a escondidas.
Se cavó él mismo su tumba
rápidamente y a escondidas,
rápidamente y a escondidas.
Y luego se metió en ella en silencio
para no molestar a nadie.
Pobre Martín, pobre miseria,
cavas la tierra, cavas el tiempo.
Pobre Martín, pobre miseria,
duerme bajo la tierra, duerme bajo el tiempo.
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