La cantología de Patricio Manns
No sé si exista un cantautor, escritor y poeta de la feracidad de Patricio Manns, en Chile ciertamente no.
Músico autodidacta, poeta y escritor alimentado con la voracidad de buenas lecturas juveniles y por una vida vivida en las fronteras de la leyenda. Pasa de un género a otro sin cambiarse de ropa y sin perder la compostura del maestro. Sus músicas son literarias, sus textos en verso o en prosa son portadores de una fuerte cadencia rítmica y sonora y sobre todo tamizados por una rigurosa aduana lexical y temática.
Los chilenos de modo masivo han elevado a la categoría de himno una de sus primeras canciones “Arriba en la Cordillera”, pero para quienes se adentran (y somos muchos) en la rica y variada foresta de su obra, la elección se hace muy difícil, “Valdivia en la Niebla” “Escrito en el Trigo” “Desaparición de Josefina” “Cuando me Acuerdo de mi País”... Casi cada canción es una obra que por sí misma habría ocupado un lugar en la historia de la canción chilena e hispanoamericana.
Ha sido también un poeta generoso, ha compartido, siendo un compositor prolífico y de gran originalidad, textos con distintos músicos entre los que destacan “Vuelvo” y “Palimpsesto” con Horacio Salinas o “Vino del Mar” con Manuel Meriño en el contexto de una colaboración de treinta años con el grupo Inti-Illimani.
Este cancionero que justamente él llamó “Cantología” es una ventana, una magnífica ventana a la obra de un hombre que se alimentó de Joyce, de Violeta Parra, de César Vallejo, de Juan Rulfo, de Baudelaire, Neruda, Roberto Cantoral, Atahualpa Yupanqui, Debussy, Paul Robeson, Thelonius Monk…(la lista es demasiado larga y sorprendentemente variada). A la luz siempre oblicua y mágica del sur del mundo, en la Patagonia, en Chiloé, en Lota… como obrero, como arquero de Fútbol, como periodista, como cantante y compositor de gran éxito popular, como guionista de cine, como experto en terremotos y como generador de cataclismos culturales y políticos, como vocero de la resistencia armada al dictador Pinochet…
Cada ser humano es un mundo rico y complejo, Patricio Manns ha sido capaz de compartir ese mundo con los demás destilando su obra a través de un alambique refinado y el lector tiene en sus manos un licor original, irrepetible y de gran pureza literaria y poética.
En Chile acostumbramos a reconocer a nuestros grandes artistas desde el día siguiente a su muerte, con un extraño sadismo los privamos en vida del reconocimiento que es el único premio que un creador anhela. Ojalá que la publicación de este cancionero en CANCIONEROS.COM tenga el eco y la respuesta en valoración y cariño que este gran escritor merece. Adéntrese pues el lector en el boulevard de la cantología de Manns el último grande de una generación que desde Violeta Parra a Víctor Jara puso a este pequeño y extraño país en el mapa de la canción mundial.
Valparaíso, diciembre de 2006
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