Entrevista a Raimon
Raimon: «Tengo el mismo derecho que cualquier otra persona a cantar en la lengua propia»
Hace tres semanas con motivo de una entrevista a Daniel Viglietti decíamos que las leyendas vivas de la música de autor pueden contarse con poco más que los dedos de una mano. Otro de esos dedos lo tiene Raimon en propiedad.
Hace tres semanas con motivo de una entrevista a Daniel Viglietti decíamos que las leyendas vivas de la música de autor pueden contarse con poco más que los dedos de una mano. Otro de esos dedos lo tiene Raimon en propiedad.
Raimon.
© Xavier Pintanel
Raimon está contento, feliz, extremadamente lúcido y con un sentido del humor encomiable. Él dice que no es un intelectual, pero su capacidad de análisis de la realidad y sobretodo su obsesión por ordenar y estructurar conclusiones, dudas y canciones le convierten —con su permiso o sin él— en uno de ellos.
Nació en el año 40, en el Carrer Blanc (Calle Blanca) de Xàtiva (València), esta calle que, según nos cuenta, antes de la guerra se llamaba Carrer de la Llibertat (Calle de la Libertad): “Algo en ese nombre no les gustó a los franquistas”, bromea.
Sr. Raimon, lo veo muy bien.
Mejor ¿no? Pero si me lo dijera el médico le daría más crédito [risas].
El otro día leí una entrevista donde el periodista Xevi Planas decía: “Antes de Raimon no había nada”
Estas frases no son exactas evidentemente, pero tienen la habilidad de llamar la atención y hacer pensar. Yo creo que lo que quería decir es que dentro de la cultura catalana teníamos una literatura importante, teatro, ciertos tipos de música pero no había nada en lo que es este tipo de canción que no es estrictamente de consumo —que tampoco había— sino que va hacia otro tipo de estética —eso que llaman canción de autor—, hacia otro tipo de planteamiento escénico y de contenido que no es el de la canción comercial.
Cuando aparece Al vent no sólo se rompe con lo que hacía el Dúo Dinámico. Manolo Escobar o Elvis Presley en una cierta estética, sino en lo musical sí en los contenidos. A partir de aquí la sorpresa no es que esto exista como Cançó sino que haya un público que esperaba este tipo de Cançó.
Y esto es Al vent, no soy yo. Yo tuve esta suerte y a partir de aquí a mí me fue más fácil que la gente viniera a verme.
Usted nunca entró en “Els Setze Jutges”
Nunca se planteó. Ni ellos me lo ofrecieron ni a mí se me ocurrió.
¿Se considera un intelectual?
¿Qué consideras tú que es un intelectual? ¿No dispararás si te digo que sí? [risas] No sé. Yo he estudiado Filosofía en la Universidad, con los años he tenido un gusto por la literatura y después he reflexionado sobre el mundo en el que vivo y en algunas de mis canciones esto aparece en forma de poemas. Una buena parte de las canciones que he escrito aguantan bien una lectura. Pero ser intelectual en el sentido profesional no lo soy, pero en el sentido de que en algún momento determinado mis opiniones pueden ser comentadas por gente que se dedica a analizar el país o el comportamiento humano me he encontrado que hay gente que ha hecho estudios sobre lo que hago. Pero intelectual no. No dedico el tiempo a serlo.
¿Y esa capacidad de influir en la sociedad con sus opiniones y las de otros cantautores de la Nova Cançó, puede ser la causa que cuando llegó la democracia ustedes fueran marginados desde el Poder?
No. Cuando Franco muere en la cama hay una serie de renuncias por parte de la izquierda —más que por parte de la derecha— y ambos bandos desconocen las fuerzas que tenían. El razonamiento que utilizó la derecha para acabar con alguien de tendencias izquierdosas sin desautorizar al artista fue decir: “la gente que luchó contra la dictadura desde su oficio ahora ya no hacen falta”. Y este argumento, la izquierda en lugar de combatirlo, lo hizo suyo. Y te apuntabas a una opción de partido clara o sino, disparaban al pianista. En este caso al guitarrista.
Yo creo que había un pacto tácito entre los dirigentes políticos de las distintas fuerzas para desmovilizar aquel alud que parecía imparable.
Usted sólo ha grabado dos canciones que no son de su autoría. Una de ellas es Te recuerdo Amanda de Víctor Jara. ¿Qué le movió a hacer una excepción con esa canción?
Yo estuve en Chile en el año 1970 cuando Allende. Había estado en Argentina cantando con los Quilapayún y un muy amigo mío, Joan Garcés, Secretario de Allende me invitó a Chile. Allí canté con los Inti-Illimani y uno de ellos me pasó un disco de Víctor Jara que en esos momentos estaba fuera. Y Te recuerdo Amanda me gustó mucho, porque es una canción que con dos versos te cambia el sentido. No es sólo una canción de amor, es una canción de un colectivo. La adapté al catalán y la cantaba para mí. Y cuando grabé el disco la incluí y mientras estaba grabando sucedió el golpe de Estado del 73. Nos llegó la noticia de la muerte de Víctor y entonces le dediqué el disco que se llama A Víctor Jara.
Salió a principios del 74 con muchos problemas de censura —no por la canción de Víctor que no sabían ni quién era— y no me dejaron presentarlo en público.
En una entrevista de Reiner Canales y Dino Pancani a Patricio Manns, publicada en CANCIONEROS.COM, el trovador chileno se sorprende de que usted “insiste en cantar en catalán a sabiendas de que no lo comprendemos”.
Esto es como si un griego dijera que los Quilapayún insisten en cantar es castellano a sabiendas que en Grecia no los comprendemos.
Hay gente que no entiende la diversidad. En la escuela han enseñado que “en España se habla el español” y la realidad es siempre mucho más compleja.
Yo nunca me lo he planteado como un problema. Yo creo que tengo el mismo derecho que cualquier otra persona a cantar en la lengua propia. Y mi lengua propia es el catalán. Y además me expreso mejor.
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