Raimon es joven

Por Pep Blay para el Avui

Hoy he escuchado Raimon y no era él. Hoy he escuchado canciones que me llevaban a la infancia, en la casa donde crecí, al calor que me proporcionaba la protección de los padres. Hoy he quemado nostalgias, el fuego encendido por los primeros idealismos de mis hermanos, cuando la Transición sólo había comenzado y todavía se luchaba por utopías. Hoy me he encogido de emoción revisitando Al meu país la pluja, Com un puny y Jo vinc d'un silenci. He vuelto a reafirmar que algo tenemos de cómplices con el País Vasco aunque el café para todos haya borrado una parte tan importante de nuestra historia. He coreado el Espriu de Indesinenter como si hubiera sido escrita ahora y he comprobado la paradójica vigencia del catalán antiguo, gracias a la Ausiàs March de Veles e vents.

Pero lo que más me ha enganchado no ha sido la voz de Raimon, sino la de un joven artista de Alcoy, Alfons Olmo, el cantante de Verdcel. Sí, ha sido este activista cargado de ideas y de emociones quien ha versionado algunas de las mejores canciones de Raimon y las ha recogido en un disco titulado Petjades. Ahora suenan a Benjamin Biolay y REM, a cantautor y a pop, a indie y folk. Y así ha roto un gran tópico: porque estamos acostumbrados a que las nuevas generaciones se atrevan con Sisa, Riba, Llach o Serrat. En cambio, a Raimon le ha quedado una imagen de hueso duro, un artista ligado a un momento y difícilmente descontextualitzable. Verdcel ha demostrado que esto es un prejuicio. Un error. ¡Gracias!