XIII Festival Mawazine Rythmes du Monde à Rabat 2014
Amancio Prada en Marruecos
El cantante del Bierzo Amancio Prada ofreció ayer en Rabat (Marruecos) un concierto en el que repasó prácticamente toda su carrera para un público elegido que, en medio de una semana de conciertos masivos, prefirió envolverse en la voz cálida del trovador leonés.
El cantante del Bierzo Amancio Prada ofreció ayer en Rabat (Marruecos) un concierto en el que repasó prácticamente toda su carrera para un público elegido que, en medio de una semana de conciertos masivos, prefirió envolverse en la voz cálida del trovador leonés.
Amancio Prada en su concierto en el Festival Mawazine Rythmes du Monde de Rabat.
© EFE
EFE - Acompañado por un grupo de guitarra, mandolina, acordeón, violoncelo y percusión, Amancio Prada se dio el trabajo de explicar en francés para el público rabatí cada una de sus canciones, que sonaron en español, gallego y francés.
Dominaron en el concierto las canciones de sus dos grandes amigos poetas, Agustín García Calvo (Libre te quiero o El mundo que yo no viva) y Chicho Sánchez Ferlosio (Pa'la sangre la vida y El cantar tiene sentido).
Junto a ellos, los poetas españoles clásicos, desde San Juan de la Cruz (Llama de amor viva) hasta Miguel Hernández o Federico García Lorca cuyos poemas Prada ha musicado desde hace años.
El cantante, vestido de negro y con un foco directo sobre su cabeza, supo transmitir al público marroquí esa magia del niño que aún lleva dentro contando anécdotas de su infancia y su Bierzo natal o de sus ya lejanos años en París que hoy le sirvieron para desempolvar el francés.
Fueron muchas las canciones en gallego, ya fueran populares o de su admirada Rosalía de Castro (Adios ríos, adios fontes), con las que Prada regresó sentimentalmente a la tierra donde nació y creció, haciendo partícipe al público de la nostalgia por un tiempo perdido.
Las simpatías de Amancio Prada quedaron claras cuando versionó, en español y luego en francés, al cantante y poeta anarquista francés Leo Ferré, cuya devoción compartía con Agustín García Calvo.
Después de una hora de concierto en el que tampoco faltaron algunos temas propios, así como romances antiguos rescatados por el autor, Prada se marchó con sus cinco músicos, pero el público, puesto en pie y aplaudiendo fuerte pese a su escaso número, le animaron a volver al escenario.
Regresó Amancio Prada con una zanfoña con la que interpretó uno de sus temas más tristes, el romance francés marinero Brave marin con el que se despidió, poniendo broche así a uno de los conciertos más intimistas de la semana musical de Mawazine, durante la que Rabat se llena de músicas del mundo.
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