Preparan nuevo disco
Aymama: Una nueva historia con nombre propio
Sucede con frecuencia en la música que las experiencias que —al final— dibujan una huella en la tradición ocurren sin estridentes anuncios ni presentaciones, en forma paulatina, casi disimulada; y acaso bajo ese temperamento, el trío folclórico y femenino Aymama, que alcanza una década de vida, se apresta a grabar su cuarto álbum, el primero con composiciones íntegramente propias, y del que dejó entrever anoche, en el Café Vinilo de Palermo, algunos adelantos.
Sucede con frecuencia en la música que las experiencias que —al final— dibujan una huella en la tradición ocurren sin estridentes anuncios ni presentaciones, en forma paulatina, casi disimulada; y acaso bajo ese temperamento, el trío folclórico y femenino Aymama, que alcanza una década de vida, se apresta a grabar su cuarto álbum, el primero con composiciones íntegramente propias, y del que dejó entrever anoche, en el Café Vinilo de Palermo, algunos adelantos.
El trío argentino Aymama
© Fernando Gens/Télam
Télam/Mariano Suárez - Conformado por Mora Martínez (voz y percusión), Florencia Giammarche (guitarra y voz) y Paula Suárez (piano y voz), Aymama exhibe una doble e inusual prudencia estética: sea en la forma de abordar un repertorio —llamémosle— clásico; como en la introducción de nuevas obras —originales— bajo de las formas rítmicas de aquellas mismas herencias sonoras.
Con tres discos en su haber y algún repertorio inédito pero de presencia persistente en sus conciertos, es posible trazar, en las ambiciones del trío, un paisaje territorial amplio, que además del hegemónico folclore de cuño norteño, también abraza las tradiciones del cuyo, el litoral o la propia Buenos Aires. En ese mapa, aun extendido, el trío evita aventurarse temerariamente en lenguajes que no se concilian con las militancias personales —por cierto variadas— de sus integrantes.
El resultado es el equilibrio. Respeto por las células rítmicas que constituyeron la identidad de cada sonoridad, predominancia de la línea melódica y un trabajo delicado —a veces en segundo plano— en las progresiones armónicas o los arreglos vocales. Tradicional pero no tradicionalista.
El resultado es inapelable. Así macerados los elementos del lenguaje musical, el repertorio forjado en colaboración por Eduardo Falú y Jaime Dávalos —por ejemplo—, calza justo en los aires sutiles del trío. Anoche el concierto se inauguró con una versión de La nostalgiosa y también entregó el bailecito Sirviñaku, composiciones que el trío nunca grabó e incorporó a su repertorio en 2014 para el Festival de Cosquín donde la figura del salteño fue el centro de una controversia todavía irresuelta.
Como quien sabe que dará un salto determinante hacia adelante, Aymama interpeló anoche en Vinilo su historia como formación, que arroja tres discos —Aymama (2008), Aymama canta a María Elena Walsh (2010) y Paso a Paso (2012)—, antes de internarse en los próximos meses el registro de un disco de caligrafía propia.
Claro que, en el contexto del circuito del disco de raíz folclórica, sobran formaciones que saltan a las bateas de un minuto al otro con desparpajo y un repertorio de puño y letra. Pero, a la luz del recorrido ya consolidado del trío, con la cautela que Aymama eligió para introducir letras y músicas en estos diez años, la decisión —en este caso— asume un valor diferente.
Así, en el concierto de anoche, el trío se animó a esa aventura capitalizando la morosidad de la zamba Lejanías (Suárez) o la rítmica de la chacarera Amaneciendo silencios (Giammarche), sin repetirse en los contornos —a veces rústicos— con que esas formas son presentadas en otros contextos y conciertos.
Juan Falú, Félix Dardo Palorma, Armando Tejada Gómez, Óscar Alem, Atahualpa Yupanqui y María Elena Walsh son algunos autores que Aymama ha honrado en esta década. Los años que vienen llevarán sus propios nombres.
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