Albert Pla dejó mejor sabor de boca
Fito Páez pasa sin pena ni gloria por el Festival Pirineos-Sur
El cantante argentino Fito Páez sacó a relucir esta noche su lado menos amable en el Festival Pirineos-Sur, donde ofreció una actuación a medio En cambio Albert Pla no dejó a nadie indiferente.
El cantante argentino Fito Páez sacó a relucir esta noche su lado menos amable en el Festival Pirineos-Sur, donde ofreció una actuación a medio En cambio Albert Pla no dejó a nadie indiferente.
EFE - Vestido de blanco inmaculado y con su teclado en el centro del escenario, Fito Páez atacó las canciones, con escaso entusiasmo, hasta firmar un concierto de apenas ochenta minutos que sirvió para clausurar el primer fin de semana del evento oscense.
No hubo saludos de cortesía ni falta que hicieron. Páez no habla, sino que aporrea las teclas con delicadeza o agresividad según convenga en cada momento, extrayendo las notas de canciones tan pegadizas como Tiempo al tiempo, El chico de la tapa o Confiá, el 'single' homónimo de su último álbum de estudio.
"¡Gracias Sabina!", exclamó con euforia el músico de Rosario antes de atacar Llueve sobre mojado, una divertida pieza que compuso junto al cantautor de Úbeda para el disco Enemigos íntimos.
El concierto continuó al ritmo de himnos como 11 y 6, La ley de la vida, Tumbas de la gloria o A rodar, la última pieza de un show que, debido a su escasa duración —apenas ochenta minutos—, provocó las enérgicas protestas de unos espectadores que no consiguieron ni un triste 'bis'.
Mejor sabor de boca había dejado la primera actuación de la noche, ya que el excéntrico artista catalán Albert Pla no dejó a nadie indiferente con su propuesta a medio camino entre el concierto convencional y la 'performance' en toda regla.
Los espectáculos en solitario de Pla suelen caracterizarse por un enfoque íntimo, que busca la conexión sensorial entre cantante y oyente, pero cuando se hace acompañar de una banda la locura está garantizada.
El compositor de Sabadell saltó al escenario acompañado de Los Sujetadores, una formación experimentada y que integra a 'sospechosos habituales' como el guitarrista y batería Tino di Geraldo o el guitarrista flamenco Diego Cortés.
La explosión guitarrera de Añoro abrió una sesión que, por espacio de hora y media, permitió disfrutar con el carisma único de Pla, uno de esos tipos excepcionales que ha sabido mantener su carácter transgresor desde el lanzamiento de su primer álbum, Ho sento molt.
Lola la loca y El gallo Eduardo Montenegro precedieron a La dejo o no la dejo, una canción que provocó varios quebraderos de cabeza a Pla por el contenido de la letra, supuestamente enaltecedora del terrorismo.
El cantante ha declarado en numerosas ocasiones que no existe canción más punk que Soy rebelde, ese clásico inmortalizado por Jeanette y que él ha sabido adaptar a su repertorio desde que lo interpretara para la banda sonora de la película Airbag.
Las notas de El bar de la esquina dieron paso al solo de guitarra acústica con el que Diego Cortés regaló los oídos de todos los presentes, que alucinaron con la sorpresa que Pla les tenía reservada a continuación.
Primero se colocó un curioso casco-linterna, luego cruzó la pasarela que separa el escenario del anfiteatro y, finalmente, el artista caminó entre el público mientras cantaba Colilla con el micrófono en una mano y un cigarro en la otra.
Este histrión profesional siguió su desempeño con Fantasma, Hongos y otras de sus más celebradas composiciones, El lado más bestia de la vida.
Aunque la popularizó Extremoduro, Pepe Botika siempre seguirá sonando de una manera especial en la inconfundible voz de Albert Pla, que cerró su actuación con la hilarante Veintegenarios y La dama de la guadaña.
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