A propósito de «Patricio Manns sinfónico»
Patricio Manns: Un viajero con el corazón abierto
Un pasajero en movimiento, un explorador sin mapas, un exiliado del sur. Ese es Patricio Manns (Nacimiento, 1937), creador multidimensional cuyo oficio y talento innato le han permitido incursionar con gran éxito en la literatura y la música, como intérprete y compositor sin olvidar sus trabajos como periodista, guionista de radio, televisión, teatro y cine, cronista e historiador.
Un pasajero en movimiento, un explorador sin mapas, un exiliado del sur. Ese es Patricio Manns (Nacimiento, 1937), creador multidimensional cuyo oficio y talento innato le han permitido incursionar con gran éxito en la literatura y la música, como intérprete y compositor sin olvidar sus trabajos como periodista, guionista de radio, televisión, teatro y cine, cronista e historiador.
Su enorme popularidad nació gracias a la canción "Arriba en la cordillera", compuesta en 1965, y que este año fue elegida como la más popular de Chile en el Festival de Olmué, confirmando la vigencia y trascendencia de su legado artístico. Su condición de autor se inició en 1956 con “Bandido”, canción interpretada por el conjunto penquista Los Andinos, que dirigiera Eduardo Gajardo. Años después, esta canción interpretada por un conjunto trasandino, obtuvo el primer lugar en el Festival de Cosquín, Argentina. Estas germinaciones le permitieron al compositor participar activamente en el movimiento de la Nueva Canción Chilena que remeciera en los años sesenta con nuevas miradas que trascendieron lo costumbrista-paisajista hacia una musicalidad funcional al discurso y a una dimensión valórica centrada en los derechos humanos universales. Con este homenaje se completa un ciclo de rescate de música chilena que realiza la Corporación Cultural de la U. de Concepción y que comprendió también la obra de Violeta Parra, Víctor Jara y Luis Advis, pilares de ese movimiento artístico.
El trabajo de Patricio Manns contempla más de 200 títulos, cuerpo de canciones inscritas en formas folclóricas chilenas y latinoamericanas aunque de horizontes inéditos y mucho más amplios, algunas de ellas ennoblecidas por la extraordinaria labor de artesano y cultor de un oficio de conexiones con la poesía de arte mayor. Los acentuados rasgos dramático-líricos, las construcciones libres y de original factura armónica-melódica de esta obra, sólo tienen parangón con Silvio Rodríguez y Chico Buarque, con el magistral Leo Ferré, quizás su mayor influencia; y en el trabajo inicial de Kurt Weill y Bertolt Brecht. Este verdadero alquimista contemporáneo ha desplegado su maestría con una desbordante imaginación y con un hacer transitar personajes, lugares, situaciones, sentimientos, historias y oficios, muchos de ellos excluidos de la canción pop. De su primera época destacan “En Lota la noche es brava”, “El Cautivo de Til-Til”, “La guitarrera que toca” y “El exiliado del sur”.
Este tributo sinfónico-coral por primera vez incorpora a tres arregladores: Guillermo Rifo, Carlos Zamora y Mario Villalobos. El primero es un conocido maestro en estos cruces estéticos y en su vasta trayectoria ha legitimado la música popular; Zamora, en tanto, añade la mirada más contemporánea, con énfasis en los bronces y en el rol del coro. Es autor de los arreglos de “Víctor Jara Sinfónico”, mientras que Rifo hizo lo propio con “Violeta Parra Sinfónico”. En tanto, Villalobos, que viene del rock (fue integrante de Mecánica Popular), propone hallazgos en la inseparable relación de texto y música con un formato de cámara, cuya sencillez es profunda y cautivadora. Desde el año 2004 trabaja con Manns, relación artística materializada en dos originales proyectos.
En este concierto se consideran 15 canciones representativas que ratifican ese espíritu inquieto, renovador y de búsqueda. Claro, porque ya en 1966, y como un adelantado a su tiempo, Manns presentó "El sueño Americano", coralfolclórico de doce canciones que retratan la historia de América desde lo precolombino hasta hoy, calificada por Luis Advis como la primera cantata chilena y que dejó una marca en este tipo de trabajos en que se unen lo popular y lo culto. En 1971, consecuente con este espíritu dialógico, grabó un álbum homónimo que reunió a las orquestas Sinfónica y Filarmónica de Chile, y a los grupos Inti-Illimani y Blops bajo la dirección del maestro Advis. Su osadía creativa se refleja en canciones muy diversas y en una indagación instrumental, armónica y rítmica. Tal vez “Valdivia en la niebla” sea el punto más alto de esos afanes, cuya tristeza y letanía es conmovedora. Con la Sinfónica de Cuba grabó el álbum “Canción sin límites” (1973), trabajo tamizado por la nostalgia y la melancolía telúrica de “Cuando me acuerdo de mi país” y “Morimos solos”. Ya en Europa, Manns establecerá una complicidad creativa junto a Horacio Salinas, (director de Inti-Illimani Histórico), dando obras cumbres para la música chilena, como "Vuelvo" (1979), "El equipaje del destierro", "Palimpsesto”, “Llegó volando”, “El pacto roto” y “La araucana” (todas de 1981), “Cantiga de la memoria rota" (1985), “La muerte no va conmigo” (1986) y “Medianoche” (1996). Aquí, más allá de su irrenunciable vocación de arte político, Manns develó algunas claves permanentes de la existencia humana: el dolor, el amor, la libertad, el destierro y la batalla eterna por la vida.
En tanto, la cantata “La rosa de los vientos” (1999), para coro y orquesta, y la inédita “Cantares del mito americano” (2001) retoman este ámbito creativo que Manns y Salinas habían realizado por separado. En el álbum “La muerte no va conmigo” (1986), sorprende por su humor, ironía y erotismo con la “Balada de los amantes del camino de Taverney” y “Concierto de Trez-Vella”, canción que desde sonoridades advianas, propone un viaje de trece minutos hacia los territorios de la música contemporánea con ecos de Luigi Nono y Steve Reich. Finalmente, estas conexiones se reflejan en “Inti-Illimani Sinfónico”, (1999) donde “América novia mía” y el bolero “Medianoche”, con arreglos de Roberto de Simone y José Miguel Tobar, adquieren nuevas dimensiones, geografías sonoras y estéticas por donde habitaremos en este tributo.
La cantautora Judit Neddermann y el guitarrista Pau Figueres presentan un nuevo álbum conjunto, con doce canciones en castellano, catalán, portugués y francés, grabadas en directo en estudio. Entre ellas, una nueva versión de Vinc d’un poble con Joan Manuel Serrat y temas originales que combinan pop, folk, jazz y música popular brasileña.
El cantautor chileno Patricio Anabalón lanza el single Danza con la participación de Silvio Rodríguez, en una obra producida por Javier Farías y enriquecida con los aportes del Cuarteto Austral, Felipe Candia y otros destacados músicos e ilustradores; en un encuentro generacional de la canción de autor.
El compositor, etnomusicólogo y director teatral napolitano Roberto De Simone ha muerto en Nápoles a los 91 años. Fue autor de La gatta Cenerentola y fundador de la Nuova Compagnia di Canto Popolare. En su Cantata per Masaniello colaboró el grupo chileno Inti-Illimani, en una obra que unió la tradición napolitana con la música latinoamericana.
La cantante catalana Sílvia Pérez Cruz participa con su voz en el nuevo trabajo del compositor Feliu Gasull, donde interpreta varias piezas con orquesta, en un disco que reúne también a Pau Figueres, Josep Pons y la Orquestra del Gran Teatre del Liceu.
La profesora puertorriqueña Limarí Rivera Ríos publica el primer estudio académico interdisciplinario sobre la obra de Silvio Rodríguez, explorando la relación entre canción y poesía, la representación del amor como ética revolucionaria, el discurso racial y el legado de Martí y Guillén.