Los Inti-Illimani han pasado por España de camino al norte de Europa. Son un grupo de hoy, suma de tantos ayeres. Buen gusto en la música que han demostrado también en el acierto de invitar a la trovadora colombiana Marta Gómez.
Incluso, en un ejercicio que ponía a prueba los límites de nuestra ingenuidad, creíamos que éramos capaces de cambiar el mundo, que una canción podía contra mil fusiles e ignorábamos que el estado natural del pueblo es estar vencido, se una o no.
Ayer se presentó el Balance de la SGAE (la sociedad de gestión de los derechos de autor en España). Eduardo Bautista, Presidente del Consejo de Dirección, explicó que la entidad ingresó 316,8 millones de euros en 2009, un 5,1% menos que en el año anterior, aunque "podría haber sido peor y solo ha ido relativamente mal" debido al contexto de crisis económica.
La rueda de prensa con el Sr. Presidente del Consejo de Dirección consistió en un mareo de cifras —lógico e inevitable en la presentación de un balance— y aún así no aburrió, porque la conversación con Teddy Bautista siempre es amena e inteligente y, para un periodista, muy productiva porque en cada frase hay un titular.
Alrededor de 3.000 personas acompañarán esta noche en Elx (Alicante) al cantautor Joan Manuel Serrat en el concierto inaugural de su gira Hijo de la luz y de la sombra, un homenaje a Miguel Hernández en el centenario de su nacimiento. El concierto se convierte así en uno de los actos principales para honrar al poeta que murió en una cárcel.
Pero ¡ay! esta España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía todavía no le ha restituido —ni parece que vaya a hacerlo— el honor de dejar de ser un delincuente convicto.
Si usted va tranquilamente de paseo por Torino, en la Via Perrone 3 bis no advertirá nada en especial. Ningún cartel luminoso, ninguna indicación le dirá que en el sótano de ese edificio se encuentra el Folkclub, un local de apenas 100 localidades.
En él se realizan más de 60 conciertos anuales —multipliquen y verán que estamos hablando de más de 1300 conciertos desde su fundación— y por él han pasado —sorpréndanse— desde Bob Dylan, Joan Báez o Pete Seeger, hasta Mercedes Sosa, Inti-Illimani o Caetano Veloso, pasando por Paco Ibáñez, Miriam Makeba, Compay Segundo, Juan Formell y Los Van Van, Cesária Évora, Alan Stivell, Tania Libertad, Paco Peña, Lluís Llach, Maria del Mar Bonet o Joan Isaac.
He dudado muy mucho antes de escribir este artículo. Primero quería hacer una carta abierta a Quim Monzó pero definitivamente no me gusta esta costumbre tan poco elegante de “te lo digo a ti Pedro para que me oiga Juan”. En segundo lugar Silvio Rodríguez ya es mayorcito para defenderse solo y quién soy yo para meterme donde nadie me ha llamado.
Quim Monzó (Barcelona 1952) es por encima de todo —aunque parezca poco creíble si leen el artículo de referencia— uno de los mejores escritores catalanes vivos y uno de los columnistas más considerados en este país.
Un ejemplo de militancia fue sin lugar a dudas la de Franco Lucà (1949-2008) de cuya iniciativa nació Maison Musique, un centro integral destinado a la música en la ciudad piamontesa de Rivoli.
El edificio fue construido en 1907 y diseñado por Eugenio Mollino como Matadero frigorífico para el abastecimiento de carne en Rivoli y sus alrededores y ésta fue su función hasta 1991 cuando la dura normativa alimentaria europea obligó al cese de las actividades. Más tarde el edificio fue restaurado y cedido por la municipalidad en mayo de 2004 al Centro Regionale Etnografico Linguistico para su explotación como centro cultural.
CANCIONEROS.COM viajó la semana pasada al Piamonte, región al noroeste de Italia, invitada por el Club Tenco. Durante nuestra estancia en el país transalpino pudimos conocer tres valientes experiencias relacionadas con la música en un país que inventó la palabra cantautor.
Quien se mete en eso de la cantautoría lo hace por vocación, solidaridad, complicidad, locura y, por encima de todo, militancia.
La militancia es esa necesidad personal y subjetiva de hacer cosas porque uno cree que debe hacerlas, sin esperar nada a cambio —o casi nada, que no es lo mismo pero es igual—.
El pasado domingo se clausuró en València con un concierto de Òscar Briz, el Festival BarnaSants que, a pesar de la crisis y en palabras de su director Pere Camps, ha mantenido la misma afluencia de público que el año pasado.
Pero por fortuna para él existe el PP (derecha nacionalista española), para darnos motivos para creer que siempre hay que seguir luchando. No es casual la elección de València como sede de la clausura del Festival, ni de un trovador valenciano, Òscar Briz.
Ambas elecciones —sede y trovador— son para afirmar la unidad del territorio cultural y lingüístico catalán.
Hace tres semanas con motivo de una entrevista a Daniel Viglietti decíamos que las leyendas vivas de la música de autor pueden contarse con poco más que los dedos de una mano. Otro de esos dedos lo tiene Raimon en propiedad.
Nació en el año 40, en el Carrer Blanc (Calle Blanca) de Xàtiva (València), esta calle que, según nos cuenta, antes de la guerra se llamaba Carrer de la Llibertat (Calle de la Libertad): “Algo en ese nombre no les gustó a los franquistas”, bromea.
Ayer se celebró en el Palau de la Música de Barcelona uno de los conciertos más importantes del XXIII Festival Tradicionàrius para celebrar los veinte años de El Pont d’Arcalís.
Es impensable separar a Violeta Parra o Víctor Jara de la cueca, la tonada, el canto a lo humano; a Atahualpa Yupanqui de las milongas o las chacareras o a Cecilia Todd, Soledad Bravo o Lilia Vera del joropo, el polo o la malagueña.
El trovador cubano Silvio Rodríguez dará inicio a su próxima gira latinoamericana con una presentación pública y gratuita en la escalinata de la Universidad de La Habana, el 19 de septiembre a las 19:00. El histórico enclave volverá a convertirse en escenario de la Nueva Trova, en un evento que marcará el punto de partida de una serie de conciertos por cinco países de América del Sur.
La cantautora mexicana Natalia Lafourcade actuó en solitario ayer domingo en el Liceu de Barcelona en el marco del Suite Festival, en un concierto cargado de emoción radical, depuración estilística, mestizaje sonoro, dramaturgia íntima y canción de autor en estado puro. Sílvia Pérez Cruz fue su invitada en sensible abrazo musical.
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