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LA NUEVA CANCIÓN CHILENA
Con la victoria de la Unidad Popular en septiembre de 1970, se abren las puertas para la difusión masiva de la NCCh. Se repasan los repertorios y se crean nuevas canciones para apoyar el proceso. Eran tiempos de gran optimismo y fecundo trabajo. DICAP graba y distribuye gran cantidad de discos. Algunos artistas empiezan a trabajar para departamentos del Estado, como
Víctor Jara,
Isabel Parra e
Inti Illimani: la NCCh. Se institucionaliza.
Las primeras canciones creadas en ese momento, contienen un aire triunfalista y de esperanza, casi de himnos:
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LA NUEVA CANCIÓN CHILENA
Entrados los sesenta, aparte de las canciones de
Violeta Parra (en ese momento intentando darse a conocer en Europa), que ya empezaban a sonar en algunos círculos más intelectuales y de algún que otro cantor atípico como el joven
Patricio Manns que había conseguido gran popularidad con su canción, con aires de huapango mexicano,
Arriba en la cordillera, el panorama de la canción chilena se podría dividir a grosso modo en las siguientes tendencias:
Una, la más comercial, que en esa época tiene que "norteamericanizarse" para sobrevivir: así Patricio Enríquez pasa a llamarse Pat Henry, los Hermanos Carrasco son Carr Tuwins y Guillermo Rebolledo ahora se llama William Reb...
LA NUEVA CANCIÓN CHILENA
Aunque el término Nueva Canción chilena se acuña en 1969, sería
Violeta Parra quien lo iniciaría cuando a comienzo de los sesenta renueva el folklore con sus composiciones.
Aunque
Violeta Parra ha sido mayoritariamente considerada como la "madre" de la NCCh, no existe una influencia suya implícita en las canciones de otros autores, exceptuando, tal vez, algunas canciones de su hijo
Ángel Parra. El mayor aporte de
Violeta Parra a los cantantes posteriores, será el entendimiento de la canción como una herramienta de denuncia, lejos de las trivialidades y los versos fáciles, pero sin sacrificar la belleza y la poesía al contenido.
LA NUEVA CANCIÓN CHILENA
En América Latina, los años 60 fueron testigo del nacimiento de corrientes de renovación en la música popular de muchos de sus países. Brasil, Argentina, Uruguay, Cuba, Chile, etc.; por distintos caminos y con resultados diferentes revolucionaron el panorama musical del Continente.
Esta renovación musical que posteriormente se denominará Nueva Canción, surge dentro de los condicionantes sociales que marcaron la época: la Revolución Cubana, la muerte del Che, la guerra de Vietnam..., brindan el trasfondo para un nuevo tipo de canciones con mensajes más directos y comprometidos.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
"No arrojes al héroe de tu alma". Esta frase de Nietzsche se comprende en su sentido más profundo, cuando uno ha vivido una derrota. Entonces, pareciera que todo lo que uno ha creído verdad, todos los motivos que nos han entusiasmado, todas las energías que han puesto en marcha nuestros deseos de vivir o de luchar, hubieran caído por un despeñadero, haciéndose trizas y apagándose para siempre. Uno lanza una mirada hacia el pasado, y todo parece contagiado con el error que ha dado por el suelo con el mundo que hasta hace un momento estábamos trabajosamente construyendo. El futuro parece vacío, sin metas, sin estrellas.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Finalmente, estos años de exilio han sido más que los que pasamos en Chile: ocho años en nuestra patria y trece años en Francia, en total, veintiún años, hasta este momento en que escribo estas páginas. Esto quiere decir que, en gran parte, nuestra carrera artística se ha hecho en el extranjero, quedando profundamente marcada por este tiempo pasado lejos de nuestro medio natural. Por eso, una de nuestras principales preocupaciones ha sido la de mantener nuestra presencia en Chile y derribar los muros de la censura. Nuestro país tendrá algún día que recuperar lo que han creado sus artistas e intelectuales en el exterior, tendrá que volver a reunir todas sus riquezas diseminadas por el mundo.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Nuestra vida en el exilio se fue organizando poco a poco: algunos, que eran solteros, comenzaron a vivir con francesas, y se fueron formando familias que se agregaron a las ya existentes. Se formó así un clan bastante numeroso, en el que ahora predominan los niños nacidos en Francia, y en el que hay un equilibrio de mujeres chilenas y francesas.
Hernán seguía viviendo solo. Un día fuimos a dar un concierto en los suburbios de París, y Pascaline, la hija del dueño del hotel François I, al que llegábamos cuando veníamos a esta ciudad, en las primeras giras, nos fue a escuchar.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Nosotros comenzamos el exilio sin saberlo. Partimos de Chile, a mediados de agosto de 1973, convencidos de que la gira que iniciábamos duraría algunas semanas. Hacía tiempo que veníamos tratando de hacer algo, aunque fuera modesto, en el extranjero. Nuestras salidas, hasta entonces, se habían limitado a algunas giras a Europa sin grandes repercusiones, y a nuestras visitas a la Argentina y al Uruguay, países donde habíamos logrado un reconocimiento comparable al que teníamos en Chile. Ese año, no habíamos programado nada especial, y sólo un cable que nos llegó desde Francia, anunciándonos la proposición de cantar en el Olympia el 15 de septiembre, nos hizo comenzar a pensar en una eventual salida.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Cuando volvimos a Chile, después de seis meses de gira, encontramos el país convulsionado. Las medidas del gobierno, tendientes a consolidar los cambios de estructuras que tantas esperanzas habían despertado en nuestro pueblo, habían desencadenado de inmediato una estrategia de oposición, tan desproporcionada, como los privilegios de que habían gozado hasta entonces sus propulsores. Los planes de gobierno, cuyos objetivos eran claramente antiimperialistas, antimonopolistas y antilatifundistas, tocaban directamente los intereses de los sustentadores del poder económico y de la clase oligárquica, que hasta entonces habían gobernado el país sin grandes contratiempos.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Pocas semanas después del triunfo de la Unidad Popular, en el cuadro de lo que más tarde sería la Operación Verdad, y sin que todavía el nuevo presidente hubiera asumido oficialmente su cargo, fuimos nombrados oficiosamente, "embajadores culturales" del nuevo gobierno. El propio Allende lo comunicó a la prensa, cuando nos despidió en un local de su partido, que se había transformado momentáneamente en su cuartel general, y en el cual, él atendía diariamente a los periodistas. Con este reconocimiento, en octubre de 1970, nos dispusimos de nuevo a partir rumbo a Europa, ahora mucho mejor organizados que la primera vez, y con un repertorio más adecuado a lo que estos países podían esperar de nuestra música.