Normalmente, los que residimos en las grandes ciudades, obtenemos numerosas ofertas de agencias de viajes, las cuáles nos quieren transportar hacia el Caribe, Asia, África o, menos frecuentemente, hacia los Andes. Suelen tener el precio de, al menos, dos meses de trabajo (para los que no somos mileuristas). Pero esta vez, un servidor, afortunado él, encontró una oferta muchísimo más atractiva, al precio de diez euros. Y se trató de un “viaje” por la Costa, Amazonía y Selva del Perú, solo que se trata de un viaje musical. Y lo hice gracias al grupo Alturas.
Alturas nació en 1978, en una época en la que en el mundo de habla hispana triunfaban las canciones con compromiso social y político, hoy día casi olvidado en el mundo de la música. Era una época en la que, ingenuos, las generaciones que nos preceden tenían la ilusión de poder cambiar el mundo, y de que los pueblos pueden vencer (cuando, como bien se dijo en otro artículo de CANCIONEROS.COM, el estado natural de los pueblos es —por desgracia— estar vencidos).
Comenzaron su carrera en su Perú natal, pero más tarde, por circunstancias de la vida, se trasladaron a Europa. Y, cosas de la vida, recalaron en 1991 en Portillo, Valladolid. Radicados desde entonces en España, han tenido el privilegio de interpretar su música junto a José Carreras (en este caso, la Misa Criolla, que luego él volvió a interpretar con Los Calchakis), la Coral Salvé de Laredo, la pianista Nadine Laurens y el Ensemble Vocal de Castanet-Tolosan, dirigido por Michel Touton.
Ayer tuve la oportunidad de verlos en vivo por vez primera. Empezaron con un yaraví tradicional titulado Ollanta para continuar con Te Recuerdo Amanda y Plegaria a un Labrador. De ahí siguieron con otros clásicos en el repertorio del conjunto como Verde, La Flor de la Canela, Turu Wilakuy (Velatorio del Toro), El Mayoral, Pastur Wamani Sullaykullaway y Nieve en Los Andes.
La respuesta del público fue entusiástica. Quienes allí acudieron manifestaron verdadero fervor hacia un conjunto que, a modo de regalo, hizo del talento poco común su mejor arma para transmitir sabiamente lo mejor de su tierra. Hubo, incluso, un pequeño coro de gente que se marcó sus buenos bailes. Por supuesto, los integrantes hicieron a veces gala de un humor sutil pero certero, para luego aprovechar la ocasión con el fin de hacer una llamada contra la violencia de género, problema que hoy día ocupa, con siniestra frecuencia, las portadas de los periódicos.
Alturas está formado por los veteranos Luis Medina Pajares (percusiones, charango y zampoñas), Edgar García Cossío (canto, mandolina, charango, guitarra y percusiones), Manuel García Reátegui (canto, guitarra, bajo acústico, quena, zampoña y percusiones) y dos jóvenes promesas de una calidad inmensa, Max León Gutiérrez (canto, guitarra, charango, quena y zampoña) y un español, el vallisoletano Eusebio “Sebi” Blanco González, quien tuvo como maestro al gran Horacio “Loro” Salinas, del grupo Inti-Illimani.
La exposición Cómo diseñar una revolución: La vía chilena al diseño, que podrá verse en el Disseny Hub Barcelona del 2 de julio al 16 de noviembre de 2025, recupera a través de 250 piezas —incluyendo las portadas de discos de la Nueva Canción Chilena— el papel fundamental del diseño gráfico e industrial en el proyecto de transformación social impulsado por Salvador Allende.
Camila Guevara, joven artista cubana de 24 años nieta de Pablo Milanés y del Che Guevara, ha iniciado su carrera musical con el disco Dame flores, tras un año marcado por la pérdida de su madre, su abuelo y su padre, Camilo Guevara. A pesar del dolor, su voz y su música la han sostenido, componiendo desde emociones intensas y personales.
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