Hola, soy el Niño de la Hipoteca, y llevo este palestino para que se note que soy cantautor. Con perlas de esta índole se presentaba Guiu Cortés, El niño de la Hipoteca, ante el público de la Sala Barradas, en L'Hospitalet, la noche del 21 de enero.
El niño no tardó en dar muestras de su ingenio y sentido del humor con canciones como Copy-Paste, y su soledad en el escenario se vio atropellada por su amigo Albert, quien, para compensar un supuesto retraso, le regaló un poema escrito en un par de boletos de tren T-10, con versos como sé que tu mai votaries a CiU (sé que tú nunca votarías a CiU, partido de la derecha nacionalista), el Palomino fa (¿como transcribo esto…?) ¿xiu-xiu?, o les flors fan flooower-floower…
En fin, después del poema y una coreografía del peculiar colaborador, simpático, descarado y quizás un poco fuera de lugar, El Niño recibió a dos nuevos invitados, esta vez sí, músicos.
No sé si se producirán más sorpresas como esa en este Barnasants, pero el éxito de público sorprendió a propios y extraños. El local presentaba una entrada espectacular de un público adicto, entregado, con ganas de cantar, de aplaudir y de entusiasmarse.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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