Pero por desgracia la ambición democrática de algunos demócratas no sólo es patrimonio de Miami.
El pasado viernes la trovadora Maria del Mar Bonet y el pianista Manel Camp ofrecieron en el Oratori de Sant Felip Neri, dentro de la Festa Major de Gràcia (Barcelona) un concierto generoso en emociones y parco en canciones. O a lo mejor es que supieron a poco.
Manel Camp es un pianista extraordinario. Es la elegancia y la precisión. El jazz “al servicio” y no “por encima” de la canción.
Joan Isaac ha actuado por quinta vez consecutiva en la Fiestas Mayores de Gràcia y al igual que el año pasado una de las calles de este popular barrio de Barcelona se ha engalanado inspirada en una canción del trovador catalán. No sólo por eso, pero —abusando del chiste fácil— parece que Isaac está en estado de Gràcia.
El grupo chileno pasó está semana por la Sala Clamores de Madrid y la Sala La dos de Apolo de Barcelona, para partir luego a Italia y Francia.
A pesar de una lamentable sonorización —peajes de actuar en una sala dos en lugar de una sala uno—, el grupo dirigido por el “Loro” Salinas pasó con nota alta su debut en esta plaza.
Con un repertorio exento de riesgos, desfilaron uno tras otro todos los grandes éxitos del Inti, desde “Ramis”, “Alturas”, “La exiliada del sur” y “Lo que más quiero”, hasta “Medianoche” y “Samba Landó”, pasando por “Canción para matar una culebra”, “Ya parte el galgo terrible”, “Polo doliente”, “Un son para Portinari”, “Danza di Calaluna” y “El mercado de Testaccio”.
El fútbol le ha dado a la Trova —y a su prima hermana la poesía— hermosas canciones, pero ¿le ha dado algo la música al fútbol?
Aun así, en mis primeros años, la inconsciencia y mi amor por la música me llevaron a aprender a tocar algún instrumento para acompañar mi tortuosa voz.
La España machadiana que “desprecia lo que ignora”, la que vota a Jaime Mayor Oreja, eurodiputado del PP (derecha) que esta misma semana se vanagloriaba de su bisabuelo que les había prohibido hablar el eusquera, la que dirige una televisión que el miércoles censuró burdamente el momento en que catalanes y vascos silbaban al Rey en el partido de Copa; esa España y no la otra, debió rasgarse las vestiduras ayer en el festival de Eurovisión.
Y como en todo, no todos los nacionalismos son iguales: los hay malos y los hay peores. Entre éstos últimos están los que tienen un ejército detrás. A esto se le llama eufemísticamente “Patriotismo”.
Este fin de semana se ha celebrado la 14ª Feria del Vino en Falset, capital del Priorat (comarca situada en el interior de Cataluña) donde dicen los expertos que se elaboran varios de los mejores vinos del mundo. Y alguna cosa tendrán en común música y enología para que Lluís Llach y Joan Manuel Serrat se hayan implicado profesional y personalmente en los vinos de esta comarca.
Dice una vieja leyenda apócrifa que en una ocasión Francisco Franco —el dictador español— le aconsejó a su homólogo portugués Antonio de Oliveira Salazar “usted haga como yo: no se meta en política”.
Aun así lo intenté en una ocasión y me metí en una comisión sectorial de cultura de un partido de izquierdas, pero salí por patas al descubrir que lo más parecido a un político de izquierdas es un político de derechas y estos salvadores de la patria saben que con las cosas de comer no se juega.
La pretensión de Cesk Freixas —junto con otros como Feliu Ventura, Pau Alabajos, Meritxell Gené y VerdCel— es refundar la Cançó. Ayer se presentó en el CAT de Barcelona.
En Chile y Cuba, los referentes del movimiento fueron los viejos trovadores y la música popular. Fueron movimientos que nacieron desde las propias raíces para proyectarse al exterior.
El trovador cubano Silvio Rodríguez dará inicio a su próxima gira latinoamericana con una presentación pública y gratuita en la escalinata de la Universidad de La Habana, el 19 de septiembre a las 19:00. El histórico enclave volverá a convertirse en escenario de la Nueva Trova, en un evento que marcará el punto de partida de una serie de conciertos por cinco países de América del Sur.
La cantautora mexicana Natalia Lafourcade actuó en solitario ayer domingo en el Liceu de Barcelona en el marco del Suite Festival, en un concierto cargado de emoción radical, depuración estilística, mestizaje sonoro, dramaturgia íntima y canción de autor en estado puro. Sílvia Pérez Cruz fue su invitada en sensible abrazo musical.
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