Diciembre de 2009
Albert Pla, nacido en Sabadell (Barcelona) a mediados de los años sesenta, desarrolla desde la segunda mitad de los años ochenta, una de las carreras artísticas más completas, originales, creativas e incisivas de la escena musical española.
Compositor, cantante, músico, y por lo tanto cantautor, ejerce de cronista de las esquinas olvidadas de la vida, y de los protagonistas anónimos de la historia del mundo de a pié. Actor en el cine y también en el teatro, asume el lado tragicómico de la existencia desde la poesía urbana más explicita y desacomplejada, desterrando el monopolio de la metáfora del discurso de la canción y del cantautor hasta su llegada.
Podríamos dividir su trayectoria musical en tres etapas fundamentales:
Una primera aparición en la escena de la canción en catalán como cantautor de derribo de los cánones establecidos.
Una segunda etapa en la que abraza la rumba junto con la lengua castellana, y se acerca progresivamente a las orillas más radicales del rock y sus alternativas más tóxicas.
Y una tercera en la que la libertad creativa toma el mando sin tapujos y con alternancias lingüísticas, en la que asume cada proyecto como un nuevo reto hacia el arte total, multimierda, como le gusta denominar a sus espectáculos, hacia la crónica de la vida en su estado más puro y brutal.
Albert Pla no es solo un cantautor diferente que ha influenciado a varias generaciones más allá de los estilos y que es reivindicado por los nuevos artistas, sino uno de los más grandes y más lúcidos trabajadores que tiene nuestro arte, quizás por eso es lo más parecido a un genio.
El trovador cubano Silvio Rodríguez dará inicio a su próxima gira latinoamericana con una presentación pública y gratuita en la escalinata de la Universidad de La Habana, el 19 de septiembre a las 19:00. El histórico enclave volverá a convertirse en escenario de la Nueva Trova, en un evento que marcará el punto de partida de una serie de conciertos por cinco países de América del Sur.
La cantautora mexicana Natalia Lafourcade actuó en solitario ayer domingo en el Liceu de Barcelona en el marco del Suite Festival, en un concierto cargado de emoción radical, depuración estilística, mestizaje sonoro, dramaturgia íntima y canción de autor en estado puro. Sílvia Pérez Cruz fue su invitada en sensible abrazo musical.
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