Portada > Opinión (Órden cronológico inverso)
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Nosotros comenzamos el exilio sin saberlo. Partimos de Chile, a mediados de agosto de 1973, convencidos de que la gira que iniciábamos duraría algunas semanas. Hacía tiempo que veníamos tratando de hacer algo, aunque fuera modesto, en el extranjero. Nuestras salidas, hasta entonces, se habían limitado a algunas giras a Europa sin grandes repercusiones, y a nuestras visitas a la Argentina y al Uruguay, países donde habíamos logrado un reconocimiento comparable al que teníamos en Chile. Ese año, no habíamos programado nada especial, y sólo un cable que nos llegó desde Francia, anunciándonos la proposición de cantar en el Olympia el 15 de septiembre, nos hizo comenzar a pensar en una eventual salida.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Cuando volvimos a Chile, después de seis meses de gira, encontramos el país convulsionado. Las medidas del gobierno, tendientes a consolidar los cambios de estructuras que tantas esperanzas habían despertado en nuestro pueblo, habían desencadenado de inmediato una estrategia de oposición, tan desproporcionada, como los privilegios de que habían gozado hasta entonces sus propulsores. Los planes de gobierno, cuyos objetivos eran claramente antiimperialistas, antimonopolistas y antilatifundistas, tocaban directamente los intereses de los sustentadores del poder económico y de la clase oligárquica, que hasta entonces habían gobernado el país sin grandes contratiempos.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Pocas semanas después del triunfo de la Unidad Popular, en el cuadro de lo que más tarde sería la Operación Verdad, y sin que todavía el nuevo presidente hubiera asumido oficialmente su cargo, fuimos nombrados oficiosamente, "embajadores culturales" del nuevo gobierno. El propio Allende lo comunicó a la prensa, cuando nos despidió en un local de su partido, que se había transformado momentáneamente en su cuartel general, y en el cual, él atendía diariamente a los periodistas. Con este reconocimiento, en octubre de 1970, nos dispusimos de nuevo a partir rumbo a Europa, ahora mucho mejor organizados que la primera vez, y con un repertorio más adecuado a lo que estos países podían esperar de nuestra música.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
El triunfo de Salvador Allende creó expectativas formidables en el seno de nuestro pueblo. Inmediatamente después de la elección, se dieron condiciones de unidad que hubieran parecido imposibles durante la campaña, y que de haberse explotado convenientemente, habrían sido el basamento más sólido para llevar a cabo los ambiciosos planes del gobierno. Recuerdo un hecho significativo, que tuvo lugar la misma noche de la elección, inmediatamente después de la improvisada manifestación que había tenido lugar frente al local de la Federación de Estudiantes de Chile. Enfervorizados por el triunfo, con un grupo de compañeros de la Universidad, nos echamos a caminar por las calles céntricas de Santiago, dándole rienda suelta a nuestro entusiasmo.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
La mayoría de las informaciones que tienen que ver con la Cantata Santa María provienen de una larga carta que Luis Advis me envió para darme a conocer los detalles de la composición de su obra. Para no romper el estilo de esta narración no he querido introducir citas y he optado por tomar estas informaciones fundiéndolas con mi propio cuento. Dejo aquí anotado mi agradecimiento por lo que estas páginas le deben a este entrañable amigo.
Por el 67 ó 68, el músico Luis Advis, como tantos otros chilenos, comenzó a poner atención a lo que estaba ocurriendo en el ambiente de la nueva música.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Cuando volvimos, la universidad estaba convulsionada. La lucha por la Reforma se había extendido hacia todas las Facultades y se vivía un período de desordenadas discusiones, de huelgas, de asambleas y de protestas callejeras. Cada cual tenía su opinión, y formaba grupos y subgrupos para encauzar sus reivindicaciones. Se discutía todo, desde las ideas más generales de la institución, hasta los planes de estudio de las escuelas, o el sentido particular de la enseñanza. Nuestra Escuela de Filosofía, que se había mantenido hasta entonces más o menos al margen, comenzó a entrar de lleno en la discusión, y los grupos ultras, a los cuales pertenecíamos, empezaron a tomar posiciones.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Los comienzos son siempre períodos de inestabilidad, de avances, de retrocesos, de descubrimientos, de ilusiones, de desengaños, de ajustes y desajustes. Para que un grupo como el nuestro adquiriera una fisonomía más o menos definitiva hubo que pasar por experiencias muy variadas, en las cuales se fueron probando las convicciones de cada uno, se fueron precisando las ideas, se fueron estrechando los lazos de camaradería. En nuestro caso, hubo cambios y transformaciones que muchas veces amenazaron la existencia misma del conjunto. En el primer disco, que fue una hazaña haber terminado, participaron varios integrantes pasajeros, y aún al final, cuando hubo que presentar las canciones en directo, en la televisión o en la radio, los que cantaban no eran los mismos que habían grabado.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Pero en esos días del Festival del Folklore de Viña del Mar, lo más importante para nosotros no fue el premio, que con tan malas artes ganamos, sino otro acontecimiento que dejó su traza en todo nuestro trabajo de esos años. A veces, el azar y la necesidad se confunden, un acontecimiento que en su momento nos pareció casi irrelevante, lo vemos transformarse con el tiempo en un hecho providencial, sin el cual la historia ya no se comprende. El destino teje misteriosamente la vida de los hombres, nadie sabe reconocer sus signos cuando éstos se presentan, sólo después, una vez que la semilla del tiempo da frutos, lo azaroso se diluye, abriéndole paso a lo necesario, y entonces todo aparece claro, todo comprensible, todo respondiendo a un orden y a una ley que era imposible prever o deducir en un principio, pero que ahora ata todos los cabos.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Pero todavía nos faltaba algo: no sabíamos casi nada de música. Tocábamos la guitarra, como la mayoría de los jóvenes en esa época, sin saber siquiera donde se escribía el do o el re en la pauta musical; para uniformarnos un poco seguíamos las instrucciones de algunos libros de enseñanza de la guitarra folklórica, los cuales muy poco podían servirnos en nuestra empresa. Nuestro repertorio individual, en su mayor parte formado de sambas argentinas y de tonaditas chilenas, se resistía a sociabilizarse: nuestros esfuerzos por introducir armonías o hacer pequeños arreglos no obtenían ningún resultado significativo.
LA REVOLUCIÓN Y LAS ESTRELLAS
por Eduardo Carrasco
Desde hace decenios, la política parece ser la ocupación predilecta de los chilenos. Es verdad que nacer no es cosa fácil, y nuestro país, como todas las naciones que carecen todavía de instituciones fuertes, e independientes del aparato del estado, concentran sus esfuerzos en la disputa por este último, que en definitiva aparece como un lugar de concentración de todos los poderes. Quien quiere construir debe dirigirse obligatoriamente hacia la fuerza capaz de engendrar lo nuevo, y los chilenos vivimos en la ilusión de que conquistando el poder estatal, todo queda asegurado. Entramos entonces directamente a la conquista de esta quimera, olvidándonos de construir las instituciones del verdadero poder de creatividad, el cual no puede residir sino en la vida social concreta.