Corrían los finales de los ochenta. Lo que Franco no había conseguido por la vía de la prohibición, el gobierno catalán —con la connivencia de todos nosotros— lo había conseguido por la vía de la inanición y el ninguneismo. (Ver "Tocarle los cojones al poder"). Entonces, en medio de la nada cultural, en medio de una España sorda y una Cataluña ciega; aparece un tipo con aspecto de vagabundo, que canta —a veces da la sensación que se lamenta— sentado en un sofá, como el sofá de la casa de tus padres y con aires de tener un coeficiente intelectual unas décimas por debajo de la media exigida a un chimpancé.
Con un gran respeto por el escenario y acompañado de siete grandes músicos —lo mejor de cada casa como es habitual en Isaac— desgranó uno a uno los temas de su nuevo CD, intercalando tres homenajes a Lluís Llach ("Vida"), Joan Manuel Serrat ("La tieta") y Charles Aznavour ("Et moi dans mon coin") con algunos de sus temas de antología.
Y cuando resulta —siglo XXI, Cambalache— que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador ¿quién puede hacerle cosquillas a este corazón que se nos está quedando duro de tantas capas que le ponemos encima para no ver lo que no queremos ver, ni escuchar lo que no interesa, ni sentir lo que nos duele?
Por eso, cuando encuentro a alguien capaz de sorprenderme, sacudirme y conmoverme, enciendo una velita a la Santa Trova y le doy las gracias por demostrarme que mi alma sigue en pie y que debajo de tanta capa late un corazón —a pesar de tanto hijo de puta— capaz de emocionarse.
Esta semana se ha presentado el CD de homenaje a Lluís Llach titulado "Si véns amb mi". Está formado por dos CD: el primero con versiones grabadas expresamente para este disco y el segundo con otras ya existentes aunque en algunos casos grabadas de nuevo.
La primera, evidentemente influenciada por Víctor Jara —hombre de teatro al fin y al cabo— cuida la escenografía, la luz, el gesto, el vestuario. Todo está ensayado, el azar, si viene, sabe a lo que viene.
No voy a esconderte que te he negado en alguna ocasión. No en una ni en tres, en muchas. Pero sé que no me lo tienes en cuenta. Al cabo ya tú sabes que yo siempre ando de joda y vosotros los genios siempre estáis dando motivos. También Pedro negó a Jesucristo y salvando las distancias porque yo no quiero ser obispo de Roma —llevo mal lo del celibato— ni tú querrás que te crucifiquen, salvando las distancias decía, Jesús ante tanto apóstol lameculo escogió a Pedro como la primera piedra de su Iglesia y su representante en el mundo terrenal.
Y cómo puedes, gilipollas, renunciar voluntariamente a escuchar a la Bonet.
Digamos que ella sale de su casa con esa blusa que muestra más de lo que oculta y propone más de lo que muestra, una falda más corta que la dicha del pobre y unas piernas tan largas como los dedos de Dios.
Digamos que sus dos nalgas se balancean desinhibidas al ritmo de 2/2 siguiendo el paso de sus pies: "biiim baaam, biiim baaam".
Digamos que sus pechos son como la gelatina de durazno y que la blusa que muestra más de lo que oculta deja marcados dos pezones que son como los ojos del Che en la fotografía de Korda, que no se sabe si miran al cielo o al infinito.
El trovador cubano Silvio Rodríguez dará inicio a su próxima gira latinoamericana con una presentación pública y gratuita en la escalinata de la Universidad de La Habana, el 19 de septiembre a las 19:00. El histórico enclave volverá a convertirse en escenario de la Nueva Trova, en un evento que marcará el punto de partida de una serie de conciertos por cinco países de América del Sur.
La cantautora mexicana Natalia Lafourcade actuó en solitario ayer domingo en el Liceu de Barcelona en el marco del Suite Festival, en un concierto cargado de emoción radical, depuración estilística, mestizaje sonoro, dramaturgia íntima y canción de autor en estado puro. Sílvia Pérez Cruz fue su invitada en sensible abrazo musical.
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